De Anne Fausto-Sterling, Editorial Melusina
Por Sonia Gonorazky
Tal como leí en la mayoría de los comentarios que recopilé googleando, este libro de Anne Fausto-Sterling, publicado en inglés en el 2000 y en castellano en 2006 -aunque llegó a las librerías porteñas hace unos pocos meses- trata sin sensacionalismos sobre la intersexualidad, un tema del que muy poco se puede leer, al menos en nuestro idioma.
La autora de Cuerpos Sexuados informa, reflexiona, se posiciona políticamente de forma seria y clara, recurriendo a varias anécdotas dignas de un buen chiste y también a casos espeluznantes que hacen chirriar los dientes, pero que –como no es difícil imaginar– ocurren todo el tiempo, aportando buena documentación, humor, ilustraciones elocuentes. Su “aparato documental”, digno de un buen “trabajo científico publicable”, no obstaculiza la lectura.
Tras la lectura de los primeros capítulos, nadie dudará que las personas intersex son muchas más de las que muchxs imaginan. Sin embargo ¿por qué se conocen tan pocos casos? Los mecanismos que operan aquí funcionan aniquilando, más que ocultando. La mayoría de las personas intersex nacen en óptimas condiciones para llevar una vida saludable sin necesidad alguna de intervenciones médicas, sicológicas, sociales. Alex, protagonista de la película XXY no es de ningún modo alguien tan excepcional como se podría pensar, ni un “milagro de la naturaleza”.
Hace tiempo que considero que las preguntas interesantes, las que permiten avanzar en la reflexión, consolidar –aunque sea por un instante- un punto de referencia sobre los deliberadamente marcados cuerpos intersex no son del tenor de: ¿Dónde están? ¿Cuántxs y cómo son? ni ¿Por qué yo sólo conozco un caso? sino más bien las que interroguen e indaguen sobre los complejos procesos (sociales, políticos, culturales, etc.) acerca de cómo se conforman los conocimientos, los cuerpos, los discursos, las miradas, las palabras, las subjetividades, por qué algunos cuerpos son marcados socialmente de un modo diferente a otros, qué hay detrás de la más artificiosa de las construcciones intelectuales, la de “naturaleza”, por qué el mundo –y nosotrxs en él- debemos responder, obedientes, a leyes, y tanto, tanto más.
Este libro aporta guiños e iluminaciones en este sentido –como también en el otro… porque como todo texto, habla a cada cual de lo que queremos o podemos o pretendemos escuchar-. La autora me convence de que sabe bien cuáles son y cómo operan los mecanismos/dispositivos/vaivenes/negociaciones que interactúan y prevalecen en la construcción del conocimiento legítimo, del saber científico. No es ingenua al ponderar los alcances y el avasallador y humillante (para sus “pacientes”) poder del saber médico, de la rúbrica académica o institucional. Expone claramente, conoce con suficiente profundidad los peligros, alcances y limitaciones del pensamiento lineal y, por fortuna, utiliza un lenguaje llano que no confunde ni entrevera, pero que tampoco simplifica en exceso.
Cuerpos Sexuados usa como trampolín los cuerpos intersex para referirse a todos los cuerpos. Mejor dicho, toma como punto de partida las invasivas intervenciones con que el Saber opera (y no solamente mediante cruentas y a menudo innecesarias cirugías) sobre el mundo, configurándolo según las rígidas prescripciones de la heteronormatividad hipercompulsiva e impugna desde la raíz –para quien quiera y pueda verlo así- sus prácticas, así como las consecuencias que se derivan de las mismas.
En el segundo tercio del libro se avoca a escudriñar lo que en ese punto de la lectura ya apenas si es posible llamar “la naturaleza” con comillas y levantamiento escéptico de cejas. La autora pasa revista a mucho de lo que oficialmente se sabe o se supo sobre cerebros, genitales, gónadas, hormonas de varones y mujeres; y también sobre animales “laboratorizados” y sus cerebros, gónadas, hormonas y genitales. Insiste en la riqueza y la positiva significación (¡esto es un posicionamiento político de parte mía!) de incorporar un enfoque sistémico, complejo, abierto, abarcativo sobre todos los procesos de construcción del conocimiento, en todos los órdenes.
Los cuerpos trans y las personas trans que los portan funcionan en este libro a la manera de íconos donde, como resultado de su particularidad socialmente construida, quedan depositadas numerosas significaciones, múltiples informaciones superpuestas e interactuantes, retroalimentadas, causan un impacto inicial que predispone y “abre la cabeza” para pensar la ingeniería que opera sobre la construcción de todos los cuerpos, de todos los sentidos, sobre lo nefasto de los dualismos y los extremismos cognitivos de cualquier cuño.
Cuerpos Sexuados cuenta con una gruesa bibliografía y extensas, ágiles e interesantes notas, que casi pueden leerse independientemente como un panorámico “estado del arte” sobre la cuestión. Pero las buenas más de cien páginas de notas no amedrentan, al contrario, invitan a leer y pensar.
El libro no requiere conocimientos previos de ninguna índole específica para que su lectura apresurada o lenta, continua o salteada sea de mucho provecho.
Para mí resultó muy grato encontrar buen humor, lenguaje claro, la convicente base teórica y la insistente invitación a comprender todos los procesos poniendo en juego la mayor cantidad de variables intervinientes posibles, la manera de recordarnos o informarnos acerca de las a menudo complicadas y/o poco honestas manipulaciones del poder, del interés político y económico. Me produjo alegría y alivio el ejercicio de problematizar mil cuestiones entrelazadas sin nombrar o citar cada cinco páginas a Foucault, a Butler o a cualquier otrx.
El mejor sabor que me quedó de Cuerpos Sexuados son preguntas personalísimas y no tanto sobre modos y operatorias: ¿a qué responden las respuestas? ¿a qué responden las preguntas? ¿para qué y para quién este tipo de conocimiento? ¿dónde nos coloca?
Estoy convencida que esta lectura no tendrá desperdicio para quienes quieran aprender un poco sobre “el tema”, del que probablemente encontrarán más que lo esperado, sea éste: intersexualidad, estudios sociales del conocimiento científico, salud, sexualidad, etc. Y también una invitación al activismo, por un mundo con otras preguntas, con otros saberes y nuevas clandestinidades.
2 comentarios:
Hola Sonia, me encantó la reseña, está muy clara y hace del libro un objeto muy atrayente (me asustaba un poco su grosor, soy delicada...)
un beso
paula
No se como vine a caer por acá, debe ser esas sorpresas del ciberespacio, por cierto sopresa muy grata. soy una asidua lectora pero más de ficción que de este tipo de libros teóricos, pero dejo este blog con las ganas de ir corriendo a la librería a comprarlo y eso tiene que ver con el comentario que haces. gracias por compartirlo.
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