domingo, 2 de agosto de 2009

Editorial Baruyera 7

Por Verónica Marzano “El feminismo es lesbofóbico” dijo la escritora. Y se me congeló la sangre. En un segundo sentí que iba a estallar de emoción y miedo a la vez. “Como se atreve” pensé. Pero estaba lista para sumarme a su batalla. Una batalla que no sucedió porque de tan lesbofobico el feminismo es sordo a la palabra lesbiana. Una feminista que estaba al lado de la escritora, la llamo a “la unión y el dialogo” desagregando su propia vivencia lesbiana de su lugar de privilegio feminista sin escuchar la denuncia; quizás, porque no sonó a reclamo sino a venganza. Escena uno: Encuentro Nacional de Mujeres 2008. Una torta naranja enorme se levanta entre miles de mujeres que marchan como cada año visibilizando que somos muchas y que estamos en lucha. Inmediatamente entre la TORTA QUE MARCHA y las mujeres se produce un vacío que eran apenas unos metros para quienes veían desde la vereda pero un abismo para el movimiento. Una distancia profunda, honda, indescriptible para las que de un lado y del otro nos miramos como extrañas. Después hubo murmullos de desconfianza, chillidos de impotencia, y la negación más esperada: la torta no apareció, ni aparecerá en los relatos del encuentro contados por sus protagonistas, aquellas que suelen tener el alo de la legitimidad. Esas narraciones contadas en primera persona por quienes creen poder relatar, ordenar, encintar, etiquetar, controlar y manejar la desbordante inmanencia de la revolución del cuerpo. Escena dos: Unas extravagantes mujeres del primer mundo deciden realizar un encuentro de “lesbianas y mujeres” feministas autónomas. En RIMA, la lista electrónica creada y administrada por lesbianas en Argentina y que es uno de los ejes neurálgicos de la posibilidad de articulación entre las feministas locales, retorna la eterna discusión: ¿las lesbianas no son mujeres? Y otra vez el despliegue de los argumentos de siempre “todas somos mujeres” “no son mejores feministas que las heterosexuales”, “hay temas más importantes”,¿te parece? ¿Les parece? Quizás no les parezca importante porque las lesbianas no hemos elegido el camino de contar nuestras victimas, pero podríamos hacerlo. Contar cuantas suicidadas, deprimidas, desquiciadas, patologizadas, encerradas, encarceladas, expulsadas, exiliadas tenemos. ¿Serviría? ¿La lucha por la emancipación se traza sobre los cuerpos inertes de las que no pudieron resistir? Alguna incluso invocó a “DIOS” en sus pedidos de que nos calláramos. Pero la orda lesbiana como siempre aprovechó la grieta para inundar de palabras con miles de sentidos transgresores aquel intercambio, porque estamos listas y queremos dar la discusión sobre los cuerpos autorizados del feminismo! Pero no…del otro lado…algunas expresiones llenas de ruido y después el silencio…. ¿Será que el dialogo al que nos llama la feminista sentada junto a la escritora tiene ya sus términos definidos? El campo llama al dialogo, el gobierno llama al dialogo, la patronal llama a los obreros al dialogo. La iglesia llama al dialogo, A SUS diálogos... ¿A que dialogo llama la feminista? Escena tres: Ante mi requerimiento de que el Programa de Salud Sexual y Reproductiva nacional tome como un eje de trabajo la sexualidad, el placer y los derechos sexuales y no solo el cuidado del bien mas preciado del patriarcado: los úteros, una decisora (feminista) del programa me dijo “danos tiempo, no tenemos aun ni insumos para abastecer a las mujeres” explicitando en una sola frase don verdades teóricamente invisibles; una: mujeres, son las atrapadas por el capital regulador de la fertilidad y dos: las lesbianas siempre podemos esperar un poco mas. Una lesbiana militante anarquista con mucha experiencia me dijo un día “no estoy mas entre feministas porque son capaces de hacernos mucho daño”. Y me quedó resonando. No era la primera vez que lo oía…algunos años atrás otra me había dicho “yo ya fui feminista”. Esas huellas en el cuerpo contadas por estas lesbianas no me hablaban de enconos personales o de experiencias fallidas sino del programa político que el movimiento feminista local se daba y la práctica política que de él se desprendía y que obligaba a las lesbianas a cambiar de trincheras o resignar la bandera del orgullo. Hoy pienso que quizás sea un buen tiempo para desandar la lesbofobia del feminismo. Quizás sea tiempo de que volvamos a definir los términos del “diálogo” feminista. Seguro, es un excelente momento para discutir el feminismo que queremos. Vamos por esto.

3 comentarios:

Grup QK dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Grup QK dijo...

salut compañerxs !!!

Desdel Grupo qK ,queremos felicitaros por vuetra labor.Y invitaros a pasar por el blog.

www.grupoqk.tk
www.desgeneradesalacantines.blogspot.com

kmk dijo...

no hay caso... cada vez qeu leo esta editorial me largo a llorar.
es emocionante, es dolorosa, es desafiante...
es real.

www.lesbianasentodaspartes.blogspot.com