viernes, 15 de junio de 2007
POLAROID I
Es el primer día de clases de Clara. La facultad le parece un lugar inmenso. Encontrar el aula es como encontrar a una persona que se declare nazi y viva en Palermo. Pregunta. El chico con el que interactúa le mira las piernas: más y más pelos que, sin resquemores, le cubren el espacio entre el tobillo y la pollera. Ella sabe que él piensa que las heterosexuales no se depilan y que las
lesbianas no usan pollera. Ella sonríe. Él piensa que le está coqueteando, se le nota la confusión en la cara: una ceja sube, de improviso, la boca se abre cual infante que ve a una mujer hermosa caminando por la calle. La 108 está en el primer piso, a la derecha de la escalera, balbucea
el chico. Ella se despide. Él se queda mirando cinco minutos más el lugar en el que su interlocutora estaba parada.
Clara busca un lugar para sentarse entre la multitud y la falta de sillas. Se encuentra con un compañero del secundario con el que salió unos meses. Se sienta a su lado. Se saludan. Él le pregunta qué es de su vida mientras mira sus piernas, las recordaba distintas, lampiñas, europeas, femeninas. Ella lo recorre con los ojos negros, tratando de explicarse qué le atraía de él,
un rubio de ojos verdes, espalda ancha: un muñequito para la mesa de luz, piensa. Ella le dice que está con una chica desde hace unos meses, él se ríe y pide una explicación.
Eso, estoy con una chica desde hace unos meses, se llama Mariana.
-Con razón el pelo en las piernas.
Ella se ríe. Se acuerda de un afiche que tiene pegado en su cuarto que se llama “Ni grandes ni pensadores. Frases idiotas” y piensa que la frase de este chico debería estar ahí, impresa, en el centro del blanco para tirarle dardos junto a Aristóteles, Hegel, Wilde. A tantos.
Después del teórico de Sociología, sale eyectada del aula. Prende un cigarrillo. Una chica de pelo corto y anteojos se le acerca, le dice que la vio en la marcha del 8 de marzo. Van a cursar juntas. Apaga el cigarrillo en el piso y se va de la facultad. En el colectivo se pone los auriculares para escuchar a Spinetta. Saca el cuaderno y escribe una consigna: con pelos y sin dios (bienvenida a la universidad).
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